Ya era hora que lo dijera. Debo pedir disculpas. Disculpas
por no haber entregado esta idea de La órbita de Endor a las personas
indicadas, implicándome tanto en el proyecto que decidí dirigirlo y presentarlo
yo mismo. Qué egoísmo, lo sé, pero no pude evitarlo.
Las personas adecuadas para dirigir y presentar La órbita de
Endor, son todos los demás menos yo. Por ello, entono un mea culpa, porque soy
la única persona sobre la Tierra que no sabe hacer bien el programa.
Lo que voy a confesar a continuación puede servir para
granjearme cierta mala reputación, pero a veces me entran ataques de honestidad
ineluctables y no puedo evitar decir lo que pienso (qué ordinario por mi parte),
pero admito que NO escucho a los oyentes tanto como debiera. Podría añadir que,
en muchos casos, me importan un bledo sus opiniones. ¡Alabado sea el Señor, qué
temeridad por mi parte! Sigo realizando lo mejor que sé mi trabajo, al margen
de los consejos y sugerencias de los herederos genéticos de Guille, Berto y
Tom, llegando incluso a recomendar a mis compañeros de proyecto que imiten mi
postura y… ¡esto es muy duro de proclamar! Decidan pasar ellos también de según
qué oyentes.
¡Herejía! ¡Blasfemia!
Y esto le lleva a preguntarse a este triste penitente, ¿acaso
hay oyentes de mejor y peor calidad? ¿No se supone que todos son igual de
sabios e inteligentes en sus opiniones sobre el programa? ¿No está establecido
que el oyente siempre tiene la razón?
Pues bien, influenciado por fuerzas malignas que corrompen
mi espíritu, yo, Antonio Runa, he pasado olímpicamente de la opinión de algunos
oyentes.
Tras darme cuenta de mis errores, véase que sólo empleo
docenas de horas interminables en la ejecución y acabado del programa,
haciéndolo lo mejor que puedo en lugar de plantearme hacer lo imposible y lo
milagroso, intentando contentar al mayor número de oyentes en lugar de a todos
y cada uno, no puedo más que flagelarme en público y esperar que las críticas
feroces diluvien sobre mi persona ingrata y desagradecida.
Un ser despreciable e inmundo, eso es lo que soy, al haber
llevado a cabo esta empresa llamada La órbita de Endor por pura satisfacción.
¡Pasándomelo bien haciendo lo que quiero!
Merezco el infierno.
No obstante, queridos y respetados oyentes de LODE, siento
mi corazón morir al verme obligado a decir que las cosas van a seguir como
hasta ahora. No hay mayor felonía, pero éste seguirá siendo el programa que yo
dirija y presente (muy mal en ambos casos), por mucho que sea el que peor lo
hace de todos. Y las opciones que queden para el resto del mundo, seguirán
siendo las mismas: Escuchar el programa o no hacerlo.
Por ello, exclamo que lo siento mucho y que no era mi
intención ofender, ni lo será en lo sucesivo, pero aquí los santos cojones que
mandan, son los míos.
Atentamente, Antonio Runa.